lunes, 1 de octubre de 2012

米拉

Con esta fiesta nos despedimos Mila y yo de Kunming. Fue nuestro último fin de semana allí. El siguiente finde lo pasamos en Dali para decirle adiós a China como bien merecía.

De izquierda a derecha: yo, Mila y Nadja

Hace hoy tres meses de ese fin de semana y la depresión post-China aprieta, así que os hablaré un poco de Mila:

Mila es la chica que llegó días después que yo a las clases allá por octubre. Me sustituyó en el puesto de "la nueva" y su sonrisa pronto me hizo presagiar una bella amistad con ella.

En efecto, desde su primer día hasta el día en que abandonamos Kunming (las dos el mismo día, como tenía que ser) no nos separamos. Éramos uña y carne. Las pocas veces que se nos veía a la una sin la otra, la pregunta no se hacía esperar: ¿dónde has dejado a Mila/Rachel?

Mila y yo con el niño huérfano fiestero

Mila es alemana. Su madre es de Pekín y su padre, de La Mancha. Esa misma historia la ha contado infinitas veces. Llegó el momento en que era yo quien la contaba. Y sí: habla alemán, español, chino e inglés.

Al principio hacíamos el esfuerzo y hablábamos en chino, pero con el paso de los meses nos fuimos volviendo vagas y pasamos a inglés, a menos que hubiese chinos delante. Y así hasta ahora.

Nos gustaba ir a una pizzería italiana en Wenlin Jie, la calle de los extranjeros, todos los domingos cuando salía de trabajar y me pagaban (si no me pagaban a tiempo, no íbamos. Cosas de ser pobre).

También nos gustaba salir a explorar la ciudad. Ella era mi GPS. Tiene un sentido de la orientación bestial, a diferencia del mío.
En una de nuestras escapadas con la mujer de mi amigo chino y James a lo suyo

Además, yo soy tímida, seria en apariencia, espabilada y con un humor un tanto ácido. Ella es atrevida, risueña, inocente y con una facilidad increíble para reírme las gracias y sacarme una sonrisa de paso. Ella me daba ese empujón que me hacía falta y yo la frenaba cuando iba demasiado rápido. Yo era la soltera y ella la emparejada. Éramos el equipo perfecto, pues nos complementamos en todos los sentidos.

Entre las cosas que tenemos en común destacan: nuestra particular locura, bailar, comer, reír, viajar, los idiomas, el indie y hacer el tonto, como bien puede verse en la siguiente foto.

Haciendo el mongolo, que no el mongol

Cuando salíamos lo pasábamos genial. No nos hacía falta nadie más. Con nuestro "Hey, we have a bet..." hacíamos amigos rápidamente. Especialmente en The Hump, pues había un gran flujo de viajeros al ser pub-hostal.

Sin ella China no hubiese sido ni de lejos lo que ha sido para mí. Es la persona a quien más echo de menos y espero verla muy pronto :)
我好想你,米拉!

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