lunes, 26 de septiembre de 2011

"Wo juede Kunming hen mei"

Ya estoy en Kunming. Esto es tan increíble que tengo ganas de llorar de la emoción. Ahora entiendo por qué los ciudadanos de Hong Kong hablan de China como si no perteneciesen a ella. Esto es totalmente diferente de Hong Kong. A mi parecer, muchísimo más bonito.

Llegué ayer por la noche. En cuanto bajé del avión pude ver que aquí sí que podía respirar perfectamente al no haber tanta humedad en el aire. Vino a recogerme un chico que trabaja en la universidad y pude hablar con él durante unos minutos, así que me sentí muy aliviada al ver que el dialecto de Kunming no era tan difícil como pensaba. Es mandarín en toda regla.

Por el camino observaba la ciudad: tiendas por todas partes, luces de todos los colores, una cantidad de tráfico impresionante y carriles moto-bici al lado de la autopista. Me pareció espectacular, así que le dije al chico: “Wo juede Kunming hen mei” (“Kunming me parece muy bonito”).

Es muy difícil conducir aquí, hay pocas señales de tráfico para controlar tal cantidad de coches en circulación, por lo que echan mano de la bocina siempre para abrirse paso. Los coches son bastante viejos. De hecho, el coche del chico era igual al que tenía mi padre hace unos veinte años.

Comparto habitación con una chica suiza, y un WC occidental (el chino es simplemente un agujero en el suelo) y una ducha china (adivinad cómo es) con otros cuatro estudiantes. La puerta de la ducha es bastante más baja que yo, así que cualquiera que entre en el baño puede ver cómo me ducho. ¡Pasen y vean! Lo peor es que no tenemos Internet.

Esta mañana decidí dar una vuelta por los alrededores. Por la calle todo el mundo me mira, así que intento sonreír siempre. De hecho, eso es algo que me sorprende mucho de aquí: mientras que en España la gente va con caras largas por la calle, aquí todo el mundo sonríe.


Estuve en la Facultad, en el Banco Chino (中国银行), donde había dos polis con porras (eso es seguridad y lo demás es tontería), en un supermercado y, caminando, llegué a un barrio tradicional muy bonito.

Aquí la gente no habla inglés, lo cual es muy ventajoso a la par que duro para mí. Tengo la necesidad constante de buscar en el diccionario palabras, porque tengo mucha falta de vocabulario. He descubierto que ellos me entienden perfectamente cuando hablo chino pero a mí me cuesta muchísimo entenderlos a ellos. Paciencia.

Ya haré fotos y las subiré. Es todo tan fascinante y diferente que no sé por dónde empezar.

Todo parece un sueño. Aún no me creo que esto sea real. Las calles, las tiendas, la gente, el modo de actuar… Tengo la necesidad de explicar lo que estoy viviendo pero es imposible plasmar la magia que se siente, es algo que hay que vivir para entenderlo.

P.D.: Siento escribir tanto, poco a poco iré recortando a medida que me vayan sorprendiendo menos cosas, jeje.

domingo, 25 de septiembre de 2011

"Zhe ge shi wo de"

Estoy en China oficialmente, aunque en Hong Kong se hable de China como un país aparte. En 20 minutos subiré al avión que me lleva a Kunming, así que tengo tiempo para escribir un poco. Empecemos desde el principio.

Salí de mi casa a la 1:00am y llegué a Madrid a las 6:00am. Se me hizo muy duro despedirme de mi madre. Ahí fue cuando empecé a tener la sensación de que me iba muy lejos y por mucho tiempo. Más vale tarde que nunca, ¿no?

En el aeropuerto me tomé un café con un amigo y me subí al avión que me llevaría a Moscú. La mayoría de mis compañeros de vuelo eran rusos, pero había algunos chinos también. Afortunadamente, me tocó sentarme junto a tres chinos. El que estaba a mi lado estaba intentando abrocharse mi cinturón de seguridad, así que pensé que era el momento de empezar a poner en práctica mi triste pero existente chino. "Zhe ge shi wo de" ("Este es el mío"), le dije sonriendo. Me preguntó que si hablaba chino y le dije que un poco. Estuve hablando con él y con sus dos acompañantes en chino durante el vuelo, porque no tenían ni idea de inglés. Me costaba entenderlos a veces, pero ellos parecían entender todo lo que yo decía. Eran de Shanghai y también iban a Hong Kong, pero en el vuelo de Moscú a Hong Kong no tuve la oportunidad de verlos.

Moscú y los trabajadores del aeropuerto tenían un aspecto bastante siniestro, pero en cuanto llegué a la puerta de embarque estuve rodeada de chinos otra vez. Todos me miraban. Esa fue la primera vez. Ahora ya estoy acostumbrada y solo llevo un día aquí.

El avión de Hong Kong a Moscú era de lujo. Teníamos videojuegos y películas y tuve la suerte de que esta vez también se sentó a mi lado una china muy simpática. Era de Taiwán y a esta me costaba mucho más entenderla, pero también hablábamos a veces.

Mi amiga Kaki me esperaba en Hong Kong. Le dije que no viniera a recogerme al aeropuerto, que yo cogía el bus hacia su casa y así fue. Me gustó el Hong Kong que vi desde el bus. El contraste entre edificios tan altos y el mar me resultó interesante. Parecían complementarse bastante bien. Cuando llegué a su barrio, me pareció un lugar tan extraño que pensé que estaba soñando. Las paradas de bus, el restaurante de comida rápida local, el olor a comida, la humedad y las montañas tan pobladas de árboles. Eso y que, de nuevo, todos los chinos me estaban mirando. Mi amiga no llegaba y empecé a preocuparme. Tan lejos de mi casa y sin saber qué hacer o adónde ir. Al fin, conseguí contactarla y vino a por mí.

El barrio de mi amiga.

Llegué cansadísima a su casa, pues llevaba dos noches sin dormir, pero después de dos horas hablando de nuestras cosas nos fuimos a ver la ciudad. Todo el rato tenía la sensación de que no podía respirar bien. Íbamos a ver el Gran Buda. Para ello teníamos que cambiar de estación unas 6 veces. La cantidad de chinos que había en cada tren era increíble y me sentí muy agobiada. En el 5º tren, empecé a sentirme muy mal y me mareé. No sé si fue porque no había comido en más de 8 horas, porque había más de 100 chinos en el vagón o porque no había dormido en dos noches, pero me caí . Pararon el tren y todo. Gracias a Dios, solo estuve inconsciente durante unos segundos, según mi amiga, nos bajamos del tren y tomé un poco el aire. Finalmente decidimos ir a comer y no ir al Gran Buda, pues yo no estaba en mi mejor momento. Cuando recuperé el conocimiento, antes de abrir los ojos, deseé con todas mis fuerzas que todo esto fuese un sueño, pero en cuanto abrí los ojos, vi a varios chinos a mi alrededor preguntándome que si estaba bien. Tenía que ser fuerte.

En Hong Kong, todo el mundo habla cantonés y escribe chino tradicional, así que no podía entender nada cuando hablaban ni entender la mayoría de nombres de las paradas de tren o autobús, aunque debajo llevaban su transcripción en inglés.

Tras comer, me sentí mucho mejor y estuvimos viendo parte de la ciudad. Me gustaron los edificios iluminados de noche y las calles con las señales luminosas. Nos montamos en un ferry desde donde había unas vistas preciosas y a las 20:00 me fui a dormir porque no aguantaba más.

Una de las calles de Hong Kong.

He dormido más de 12 horas y ya estoy de nuevo en el aeropuerto, esperando el avión para Kunming. Me siento totalmente recuperada y con muchas fuerzas. A ver qué me depara mi nuevo destino.

martes, 13 de septiembre de 2011

Post de prueba

Estoy aún en España. Me voy a Oriente en 10 días. Llego a Hong Kong el día 24 por la mañana. Me hospedaré un día en casa de una amiga y el día 25, domingo, parto hacia Kunming, la ciudad que me acogerá durante unos meses.

Gracias a los blogs de dos de mis compañeras, llegaré con un poco menos de incertidumbre, pues ellas ya han experimentado lo que yo tendré que experimentar en unas semanas.

Dejo este post de prueba. Aquí será donde contaré mis vivencias bien para desahogarme bien para mantener a mis amigos informados sobre cómo va esta gran aventura.